Re: Títulos Públicos
Publicado: Dom Ene 03, 2010 11:43 pm
mar del plata y pinamar cuestan la mitad que los destinos internacionales
Bolsillos de turistas argentinos sufren el dólar barato de Brasil y Uruguay
El peso acompañó la caída del dólar, cosa que no hicieron los países vecinos. Así, comprar en Florianópolis cuesta 87% más que en Buenos Aires y en Punta del Este se eleva al doble.
Por Sebastian Iñurrieta*
Ojotas y gondolas. Por la inflación de playa, comprar una cerveza en un súper de Pinamar cuesta $ 5,75, pero el tipo de cambio la lleva a $ 14 en Ponta das Canas.
Las playas de Uruguay y Brasil esta temporada están más lejos del bolsillo del turista argentino. La revaluación del real brasilero y del peso uruguayo frente a la depreciación de la moneda argentina que acompañó a la caída del dolar, empujó el costo de las vacaciones de una familia tipo hasta el doble de lo que le cuesta vivir en Buenos Aires.
Según una canasta relevada por PERFIL, con consumos básicos de alimentos, cosmética y tocador, una familia tipo gastará hasta un 100% más en la uruguaya Punta del Este y un 81,7% más en Florianópolis, el balneario brasilero predilecto de los argentinos, comparado a lo que desembolsaría en la Ciudad de Buenos Aires.
En la costa argentina hay marcadas diferencias: productos similares se pueden conseguir en Mar del Plata un 11,5% más barato, pero en Pinamar se encarece un 3,8 por ciento.
La canasta la integran ciertos alimentos y productos básicos como leche, pan, carne, vino y cerveza, además de productos de higiene como jabón e infaltables en la playa, como el bronceador. Por los 18 productos que en Capital se consiguen en el supermercado por $ 222,24, en la costa uruguaya hay que pagar el doble: $ 444,9. Y, en Brasil, $404,03 por la misma canasta con menos productos.
La fuerte apreciación del real (ver aparte) empujó el costo de vida a casi el doble, cuando el año pasado –en un relevamiento similar realizado por PERFIL– comprar los mismos productos costaba sólo un 22,3% más que en Buenos Aires.
Como contracara, la Argentina se volvió un destino atractivo para los viajeros de Brasil. Aún no hay cifras oficiales, pero en los sitios turísticos de Capital Federal ya resuena el portugués (ver aparte). A la fuerte apreciación de su moneda, los brasileros también se benefician de la devaluación que sufrió el peso argentino durante 2009.
La carne es uno de los principales motivos que encarece la canasta en Punta del Este: el kilo de lomo que en Buenos Aires cuesta $ 30 no se consigue por menos de 95 pesos argentinos. Por el vacío de ternera hay que pagar $ 10 más y por el cuadril, $ 17. En Brasil, por un kilo de lomo se deben abonar el doble que en un supermercado porteño.
Los surtidores de las estaciones de servicio también hacen sufrir a los bolsillos argentinos. Por una nafta premium, en Punta del Este hay que pagar un 57% más que en Mar del Plata y, en Florianópolis, el litro de gasolina se encarece un 52 por ciento.
Los más afectados son, paradójicamente, los “gasoleros”: llenar un tanque de gasoil en Uruguay –los precios están regulados por el Estado y se aplican a todo su territorio– cuesta 79% más de lo que sale en la costa argentina. Y en el balneario brasilero, el diesel se consigue apenas un 48% más, según la investigación de la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles brasilera.
El panorama post-crisis entre Brasil y la Argentina contrasta fuertemente con respecto al de la pasada temporada. Mientras en Florianópolis era posible cargar gasolina por $ 3,80 y $ 3,20, el diésel, hoy cada litro cuesta $ 5,66 y $ 4,47, respectivamente.
El gran golpe al presupuesto veraniego es el alquiler. Un departamento de dos ambientes en Florianópolis que cuesta $ 6.000 en la primera quincena de enero, puede conseguirse con similares características en la costa argentina por $ 1.800.
Las salidas también inclinan la balanza. Mientras que una cena en el puerto marplatense cuesta $ 45 por persona, en Punta del Este se incrementa a 20 dólares. En Florianópolis se repiten esas diferencias. Salir del país sí tiene su precio.
* Con la colaboración de Rosario Ayerdi, desde Mar del Plata; Lucas Morando, desde Pinamar; y Juan Cruz Sanz, desde Punta del Este
Bolsillos de turistas argentinos sufren el dólar barato de Brasil y Uruguay
El peso acompañó la caída del dólar, cosa que no hicieron los países vecinos. Así, comprar en Florianópolis cuesta 87% más que en Buenos Aires y en Punta del Este se eleva al doble.
Por Sebastian Iñurrieta*
Ojotas y gondolas. Por la inflación de playa, comprar una cerveza en un súper de Pinamar cuesta $ 5,75, pero el tipo de cambio la lleva a $ 14 en Ponta das Canas.
Las playas de Uruguay y Brasil esta temporada están más lejos del bolsillo del turista argentino. La revaluación del real brasilero y del peso uruguayo frente a la depreciación de la moneda argentina que acompañó a la caída del dolar, empujó el costo de las vacaciones de una familia tipo hasta el doble de lo que le cuesta vivir en Buenos Aires.
Según una canasta relevada por PERFIL, con consumos básicos de alimentos, cosmética y tocador, una familia tipo gastará hasta un 100% más en la uruguaya Punta del Este y un 81,7% más en Florianópolis, el balneario brasilero predilecto de los argentinos, comparado a lo que desembolsaría en la Ciudad de Buenos Aires.
En la costa argentina hay marcadas diferencias: productos similares se pueden conseguir en Mar del Plata un 11,5% más barato, pero en Pinamar se encarece un 3,8 por ciento.
La canasta la integran ciertos alimentos y productos básicos como leche, pan, carne, vino y cerveza, además de productos de higiene como jabón e infaltables en la playa, como el bronceador. Por los 18 productos que en Capital se consiguen en el supermercado por $ 222,24, en la costa uruguaya hay que pagar el doble: $ 444,9. Y, en Brasil, $404,03 por la misma canasta con menos productos.
La fuerte apreciación del real (ver aparte) empujó el costo de vida a casi el doble, cuando el año pasado –en un relevamiento similar realizado por PERFIL– comprar los mismos productos costaba sólo un 22,3% más que en Buenos Aires.
Como contracara, la Argentina se volvió un destino atractivo para los viajeros de Brasil. Aún no hay cifras oficiales, pero en los sitios turísticos de Capital Federal ya resuena el portugués (ver aparte). A la fuerte apreciación de su moneda, los brasileros también se benefician de la devaluación que sufrió el peso argentino durante 2009.
La carne es uno de los principales motivos que encarece la canasta en Punta del Este: el kilo de lomo que en Buenos Aires cuesta $ 30 no se consigue por menos de 95 pesos argentinos. Por el vacío de ternera hay que pagar $ 10 más y por el cuadril, $ 17. En Brasil, por un kilo de lomo se deben abonar el doble que en un supermercado porteño.
Los surtidores de las estaciones de servicio también hacen sufrir a los bolsillos argentinos. Por una nafta premium, en Punta del Este hay que pagar un 57% más que en Mar del Plata y, en Florianópolis, el litro de gasolina se encarece un 52 por ciento.
Los más afectados son, paradójicamente, los “gasoleros”: llenar un tanque de gasoil en Uruguay –los precios están regulados por el Estado y se aplican a todo su territorio– cuesta 79% más de lo que sale en la costa argentina. Y en el balneario brasilero, el diesel se consigue apenas un 48% más, según la investigación de la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles brasilera.
El panorama post-crisis entre Brasil y la Argentina contrasta fuertemente con respecto al de la pasada temporada. Mientras en Florianópolis era posible cargar gasolina por $ 3,80 y $ 3,20, el diésel, hoy cada litro cuesta $ 5,66 y $ 4,47, respectivamente.
El gran golpe al presupuesto veraniego es el alquiler. Un departamento de dos ambientes en Florianópolis que cuesta $ 6.000 en la primera quincena de enero, puede conseguirse con similares características en la costa argentina por $ 1.800.
Las salidas también inclinan la balanza. Mientras que una cena en el puerto marplatense cuesta $ 45 por persona, en Punta del Este se incrementa a 20 dólares. En Florianópolis se repiten esas diferencias. Salir del país sí tiene su precio.
* Con la colaboración de Rosario Ayerdi, desde Mar del Plata; Lucas Morando, desde Pinamar; y Juan Cruz Sanz, desde Punta del Este