[quote="Panchoma-]El relato es casi impecable, con alguna tendencia a repetir la demonizacion de lo que se culpa a los otros.
Pero en el final hay un grave, gravisimo error:
Por hacer justamente todo lo contrario a lo que hizo el gobierno anterior, es que este pais no tiene grises, ni nunca tomo lo bueno ( mucho o poco) que pueda de cada parte. Se va de un extremo al otro, y repite sistematicamente los mismos errores, cada aproximamadamente 10 años.
Da para mas, es una trama compleja, estamos todos hechos de la misma escencia. Una escencia que no tiene solución ni a corto ni a mediano plazo:
Algunos lo llaman "EVOLUCION".
Coloso2 escribió:LA DESTRUCCIÓN MORAL:
Todo se está cayendo a pedazos. Finalmente una historia de mentiras y
falsedades, vendida a fuerza de escenografías vacías y oropeles de
fantasía, dejan paso a lo que han generado diez años de kirchnerismo.
Muchos podrían tentarse en este punto y sentir una enorme compulsión a
enumerar los tremendos desbarajustes económicos que el gobierno de la
familia Kirchner le han provocado innecesariamente al país. Dislates
provenientes de la impericia, el desconocimiento, la terquedad, los
rencores y una furia inexplicada contra el mundo que solo se puede entender
en mentes inhóspitas y pobladas de ignorancia.
Pero esos estragos no son nada al lado de otros males mucho peores que la
“década ganada” nos ha dejado. La peor cosecha del huracán “K” no se mide
en números económicos, lamentablemente. Si bien ese costado es alarmante,
no es el más costoso.
Los Kirchner han descompuesto a la sociedad. Si algo quedaba en pie de ese
entramado después de las calamidades del 2001, Néstor y Cristina se
encargaron de detonarlo. El matrimonio terminó de destruir la ya escasa
noción que la sociedad tenía del distingo que diferencia el bien del mal,
lo correcto de lo incorrecto y lo honorable y de lo vergonzante.
En un aluvión que propagandeó los desvalores de la discordia, la envidia,
el rencor, la división, la falta de respeto y la rebelión contra el orden y
la ley, arrasó con la noción de la convivencia y de la bondad.
Muchos de los comerciantes saqueados de Córdoba y otras provincias veían
las caras de quienes -apenas horas antes- eran sus clientes en los
delincuentes que se llevaban, enfrente de sus llorosas narices, el fruto de
su trabajo y de su ahorro.
Habrán habido allí también, seguramente, malandras, excluidos y
delincuentes “verdaderos”, pero muchos eran sus propios vecinos, gente con
la que se suponía compartían una comunidad de valores hasta horas antes del
aquelarre.
El kirchnerismo llegó hasta ese hueso de cohesión. Dinamitó las relaciones
de bondad y armonía y llevó un mensaje subliminal de odio y de prepotencia
que contagió a todos con la convicción de que por la fuerza se puede tener
aquello que se desea.
Le robó al mundo, a las empresas y a la sociedad toda. Se vanaglorió de esa
“viveza” ante todos, como si la deshonestidad abierta y descarada fuera una
hazaña. Soliviantó el derecho en general y el derecho de propiedad en
particular, trasmitiendo la larvada idea de que todo aquel que llegó a
tener algo en la vida como fruto de su trabajo y de su esfuerzo era un
“explotador” y un mal nacido y, en cambio, que el que se apropia de lo
ajeno por el robo y el delito es un pobre hombre al que hay que comprender
por los extremos a los que lo ha sometido la “exclusión social”, provocada
por los primeros. Al mismo tiempo envío señales de impunidad a los
funcionarios que multiplicaron sus fortunas desde la función pública
abierta y descaradamente como quizás nunca antes lo había visto la
Argentina. Ese mensaje de delincuencia fue decodificado por la masa como un
salvoconducto para hacer lo mismo en el seno cotidiano de la sociedad.
Esta descomposición moral es el verdadero legado del kirchnerismo. Esta
degradación de nosotros mismos como personas, como individuos es lo que
realmente debe medirse como herencia de la que probablemente haya sido la
peor calamidad que, en términos institucionales y sociales, haya conocido
el país desde Caseros.
Los Kirchner nos han hecho peor de lo que éramos. Lamentablemente los
argentinos veníamos viviendo al margen de la normalidad desde hace ya
muchas décadas. La preeminencia de la ley, el valor de la honestidad, la
supremacía del esfuerzo y del trabajo habían sido reemplazados hace rato
por un reinado de diagonales y atajos. En ese imperio, muchos se
beneficiaron por la preponderancia de las malas artes y por la pertinaz
costumbre del país de recompensar a los malandrines antes que a los
trabajadores honestos y a los ciudadanos esforzados.
Hasta adaptamos el orden jurídico positivo a esa tabla de valores
semidelincunciales: siempre el incumplidor fue premiado, siempre el
“vivaracho” se llevó la mejor tajada, siempre el que tomaba el atajo o la
banquina obtenía mejor rédito que el que respetaba el camino legal. Y todo
eso lo fuimos receptando en la propia ley como para tornar todo mucho más
coherente.
La crisis de comienzos de siglo ahondó esa descomposición. Y en medio de
ese temblor, llegaron los Kirchner.
Su furia inexplicada e inexplicable profundizó el caldo de cultivo social;
multiplicó y explotó para su provecho la indignación en lugar de mitigarla
y tiró nafta al fuego, en lugar de apaciguarlo. Hizo lo que muchos -con
ejemplar simpleza- definen como fascismo: se subió a un balcón y le dijo a
la mitad de la sociedad que todos los males que padecía eran culpa de la
otra mitad.
Los argentinos no necesitaban ese combustible. Pero lo tuvieron a manos
llenas, casi como distribuido con morbo. La cosecha de esa siembra es lo
que vemos hoy: vecinos que les roban a sus vecinos, en una orgía de
perversión.
¿Alguien puede creer que los reclamos salariales de las policías y las
fuerzas de seguridad provinciales pueden justificar y explicar por sí solos
las dantescas imágenes que vimos por televisión? Detrás de todo eso están
las consecuencias del diseño social del kirchnerismo: un millón de jóvenes
de entre 16 y 24 años que no estudian ni trabajan, no porque no puedan.
sino porque durante 10 años recibieron la vacuna invisible de que es
posible vivir sin estudiar y sin trabajar. Años de repiqueteo con palabras
y con hechos, que respaldaron cortes de ruta, tomas de colegios, hechos de
violencia, barras bravas, desorden, atropellos y la completa
desconsideración del mérito, han llevado a la mente de esos jóvenes la idea
de que con unas cuantas amenazas, robando y, eventualmente, matando, se
puede alcanzar rápidamente lo que el trabajo solo retornaría luego de años
de esfuerzo.
En el fondo, detrás de su coraza revolucionaria, los Kirchner entronizaron
una enorme frivolidad. Y no precisamente aquella que matiza con los adornos
del desarrollo una profundidad de seriedad y trabajo, sino una que de
accesoria, se convierte en principal y en el único motor que parece mover
el horizonte de la vida.
Es probable que unas cuántas medidas económicas racionales tomadas a tiempo
por alguien naturalmente más creíble que el neo marxista Kicillof, puedan
ordenar el enorme marasmo económico que creó la “década ganada”; una década
que 10 años después de resonantes teóricos triunfos no le puede pagar a la
policía y debe racionar los escasos dólares que produce porque su demencial
lógica los hace desaparecer como por arte de magia de las arcas del Banco
Central.
Pero el daño moral infligido hasta la médula del esqueleto social tardará
muchas generaciones en ser reparado. La droga, la degradación de los
valores, el trato peyorativo a lo correcto y la banalización del delito
solo se extirparán luego de años y años de perseverancia en los valores
opuestos.
Quizás el aspecto positivo colateral de 10 años de kirchnerismo sea
precisamente ese: el saber que la única manera de extirpar el tumor social
que engendró es hacer todo lo contrario de lo que él hizo. Después de todo,
una hoja de ruta hacia el bien, la armonía y la supremacía de la ley estará
bien clara en la Argentina : bastará preguntar qué hizo el kirchnerismo en
esos casos en estos 10 años, y luego hacer todo al revés.
[/quote]
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------JA JA JA JA SI PIENSA Q VOY A LEER TODO ESO

-----------------------------------------------------------ACA LO QUE FALTA ES VOLVER A LOS LOS QUE HICIERON GRANDE A LA PATRIA-----------se ha perdido la moral ,un monton de dispendio y falta de austeridad ,el pais no puede manejarse por enormes masas de gente ignorante, es una VERGUENZA, nadie quiere TRABAJAR, estamos invadidos por la ideologizacion ATEA..............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................SEPAN QUE ESTA REVOLUCION se hizo para que el HIJO DEL BARRENDERO MUERA ,BARRENDERO------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------FIRMA LA FUSILADORA------------------------------