martin escribió:Miguel Bein acaba de decir que el primer trimestre la economía está creciendo un 6% y que el segundo trimestre va a crecer un 8%.
Además dijo que la economía Argenrtina está sólida y que el año que viene también se va a crecer bien aunque no tanto como este año.
Conclusión: impresonante !!

Miguel Bein en el informe que acaba de sacar estima que la economia crecera un 5.6%. Ahi pego el informe:
No hay medida cautelar contra la Soja
Síntesis:
Lejos de pensar en una estrategia de mediano plazo para el desarrollo, hace más de dos meses que
Argentina se encuentra inmersa en un debate desordenado por el uso de una porción de las
reservas internacionales del BCRA. Y si bien hoy se vislumbraría una salida en el Congreso, la
débil mayoría en el Senado para uno u otro lado podría producir más capítulos por delante, como
quedó demostrado en las últimas semanas. A pesar de este dislate, que esconde detrás una pelea
por el presupuesto y la sustentabilidad fiscal del próximo Gobierno, el impacto sobre la economía
se ha visto muy moderado. El sobrante de dólares del sector externo (el superávit de la balanza
comercial de 2010 se proyecta en US$18.000 millones) fue y sigue siendo desde 2002 un ancla
estructural para la estabilidad macroeconómica.
El ruido desatado volvió a generar una salida de capitales en febrero (en torno a US$1.200
millones), pero esta situación ayudó a moderar la fortísima expansión monetaria que se había
registrado en el último trimestre del año. Obviamente resulta un absurdo que el corazón de la
política monetaria antinflacionaria aparezca como el resultado de enviar el ahorro de los
argentinos al resto del mundo, pero la realidad es que es precisamente esta situación la única que
hoy parece ponerle un ancla al desborde fiscal. Como ya escribimos en otras oportunidades, el
endurecimiento de la política monetaria se convierte así en un resultado no deseado del
ablandamiento de la política fiscal sin financiamiento asegurado.
Si bien el objetivo inicial del anuncio del entonces “Fondo del Bicentenario”, devenido en “Fondo
para el Desendeudamiento”, consistía en reducir el costo al que se endeuda Argentina de cara a la
operación del canje de deuda a los holdouts, el resultado de la escalada del conflicto político,
terminó jugando exactamente al revés: aumentó la tasa de interés de la deuda, redujo el valor de la
oferta a los holdouts, y afectó el caudal político de la gestión actual. Un mal negocio, teniendo en
cuenta que la premura por hacerse de las reservas no era cuestión de vida o muerte. Con un
escenario fiscal donde el gasto crece al 28% en 2010, y la utilización de buena parte de los
colchones existentes (incluidas las utilidades devengadas del BCRA, el salto en el límite de
adelantos que genera la coyuntura y el uso de reservas para pagar a Organismos Internacionales),
la brecha financiera para el año en curso estaría prácticamente cerrada. Es recién en 2011 (año
electoral), cuando aparecería la inconsistencia fiscal si no se abre el crédito y no se pueden usar
las reservas. Según nuestros cálculos, manteniendo un crecimiento del gasto en torno a 28% la
brecha financiera del Gobierno (hasta el 10 de diciembre de 2011) asciende a US$4.600 millones
de dólares. Con el canje a los holdouts (suponiendo una aceptación del 60%), este monto
ascendería a US$5.600 millones aún suponiendo que ingresan los US$1.000 millones cash que
estarían acordados con los Bancos. La división de la oposición entre aquella sin “responsabilidad
de gestión” y la que gobierna a las provincias “con las necesidades de la gestión” es la que
seguramente abrirá las puerta al uso de las reservas, incluso con proyectos más ambiciosos
respecto al pago de la deuda del gobierno en curso y del próximo. Aún cuando la idea de crear un
fondo contingente con reservas nos parece correcta, y no tiene impacto inmediato sobre el tipo de
cambio, dado el nivel de reservas y el flujo resultante del sector externo, su uso en un contexto de
ajuste del tipo de cambio real (creemos que en los próximos dos años la inflación va a más que
duplicar a la tasa de devaluación), acerca en el tiempo una eventual corrección nominal del tipo de
cambio para fines del 2011.
Mientras tanto nuestro escenario macroeconómico sólo muestra leves cambios marginales. Por un
lado
subimos el crecimiento a 5,6% una vez imputadas las mayores estimaciones de cosecha que se
montan sobre el fuerte impulso que muestra la mayoría de los sectores comparando contra el pozo
de la crisis internacional. También elevamos algo las estimaciones de inflación a 20,2%, producto
de la corrección observada en los precios relativos (carne y combustibles) que pusieron un piso
muy alto a la inflación del primer bimestre del año. Mientras tanto, el tipo de cambio va a seguir
funcionando como ancla (US$4.08 a fin de año) y las principales dudas se centran en la dinámica
de los salarios que una vez más, como en los últimos tres años dependen directamente de la
política. Resulta claro a esta altura que la inflación pasa a ser en lo sucesivo un tema de alto
voltaje político y social con precios, salarios y expansión monetaria viajando inercialmente entre
en un entorno del 20% anual.