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Con una oferta local de gas en caída y la necesidad de importar cada vez más combustibles líquidos –más caros– para sustituirlo, el Gobierno lanzó una oferta tentadora para las compañías que producen electricidad en la Argentina: les pagará el doble de lo que reciben hoy por la energía si dejan de utilizar esos combustibles y comienzan a emplear biodiesel, el sustituto del gasoil que en la Argentina proviene mayormente de la industrialización de soja.
La decisión oficial, en línea con la política de estímulo a los combustibles renovables que esgrimió el Gobierno en el año, fue comunicada a Cammesa –la empresa administradora del mercado– por la Secretaría de Energía, en manos de Daniel Cameron, a través de la nota 6018 de esa cartera.
Tiene tres grandes intenciones. Por un lado, reducir el consumo de gas de las usinas térmicas –queman combustible para producir electricidad– y liberar volúmenes para los hogares y la industria, que en mayor o menor medida sufren cortes de suministro desde 2004 en el invierno.
En paralelo, intentará disminuir el éxodo de dólares para pagar importaciones de fuel oil y gasoil que se queman en las eléctricas, en especial en los meses fríos, por falta de gas. Y a la vez buscará colocar los saldos exportables de aceite de soja que China dejó de comprar este año.
Estímulo económico
Por orden del Gobierno, las generadoras privadas reciben $ 120 por cada megawatt (Mw) que producen, algo que según el sector privado no alcanza siquiera para cubrir el costo de producción de esa energía. La nota enviada por Cameron estipula una serie de beneficios que aumenta, en promedio, en u$s 30 por Mw el ingreso de las generadoras privadas.
La nueva normativa sostiene que “como señal económica para estimular el uso del biodiesel en las plantas de generación térmica”, establece “una remuneración excepcional a la energía generada con el mismo”. El valor máximo a reconocer por Cammesa será igual al precio de referencia publicado en la página de Internet de esa cartera –$ 3532,49 la tonelada en septiembre– más un reconocimiento adicional del 10% en concepto de gastos de administración y costos financieros.
Además, Cammesa deberá reconocer una “remuneración extraordinaria” a esas usinas de u$s 10 por Mw, más el 50% de la diferencia entre el precio de referencia y el de compra efectiva, siempre que esa cuente resulte positiva.
Las disposiciones de la norma entraron en vigencia en agosto, pero hasta el momento sólo una empresa en el país puede obtener esos beneficios. Se trata de Aes Paraná, la central térmica que la norteamericana AES tiene en la localidad de San Nicolás. En julio inauguró la primera generadora de energía eléctrica del país que funciona con el biocombustible. La firma producirá 370 Mw por día a partir del consumo de 65.000 litros de biodiesel.
El ministro de Planificación, Julio de Vido, asistió al acto en que la empresa anunció el cambio de combustible. Y deslizó el viraje en la política oficial. Sostuvo que con el incremento del uso de la oleaginosa para generación eléctrica “vamos a hacer que el precio del aceite de soja sea respetado. Vamos a tener un país más autónomo, y eso significan los biocombustibles”, sostuvo con vehemencia.
El Gobierno le solicitó a otras generadoras privadas que se pongan en contacto con los fabricantes de equipos para utilizar cada vez más biocombustibles en sus centrales. Mitsubishi ya homologó la planta de AES en San Nicolás, y hay contactos con Siemens y General Electric, entre otras.