carlos maslaton
Se ha alcanzado hace instantes el primer escalón favorecido desde estas columnas, para la relación de cambios peso de papel-dólar negro de los EE.UU., o sea el nivel de 9,42 donde coincide el mismo tamaño de la subida desde 7,55 a 8,82 sumado al piso reciente de 8,15. Al encontrarnos en desarrollo de onda 3 de 3 de 3, tal extensión es insignificante y seguramente buscaremos los 10,20 pesos de manera muy rápida coincidente con el 1,618 de la distancia existente entre 7,55 y 8,82 más 8,15. Si fracasara como resistencia 10,20 seguidamente volaríamos -algo muy típico de las monedas de papel de circuito cerrado como lo es el peso argentino desde el 2011- rumbo a 11,45 (2,618 de extensión de fibonacci) y hasta inclusive hacia 13,53 (4,236 de fibonacci).
En mi opinión, los economistas del país siguen totalmente desubicados tratando de explicar un fenómeno para el que, su ciencia estática, no les brinda solución y menos herramientas de predicción. Siguen creyendo que esto es consecuencia de la emisión monetaria del Banco Central la que, es fuerte, pero de ningún modo justificadora de semejante depreciación del peso. Lo que ocurre en el país es que nadie quiere tener pesos en su poder, simplemente porque ha dejado de ser una moneda al no poder cambiarse libremente y sin autorización previa por otras. Así, lo que ocurre es que se acelera a altísima velocidad la circulación del dinero y que la demanda tiende a cero.
Sí, señores, están dadas las condiciones para la hiperinflación en la cual, contrariamente a lo que se cree, el empapelamiento viene después de la subida de precios y es una medida gubernamental de emisión que va atrasada respecto del movimiento ascendente de los valores del mercado, dólares o mercadería. Las medidas de Moreno, Kicillof, Feletti y otros dementes adoptadas en 2011 les están estallando en sus caras. Estos sujetos tienen más chance de voltear al propio gobierno que las manifestaciones contra la reforma judicial en curso por parte de la oposición política. El mercado gobierna el mundo, aunque se lo trate de anular, la política y la cultura de la ideología son su consecuencia y no la causa del mercado. Este fin de semana el oficialismo deberá, simplemente, decidir en qué nivel de dólar pasa a fabricar billetes de 500 y 1000 pesos.
