MJS1977 escribió: ↑ El propio Marx aborrece de ellos, los describe como la escoria social(no necesariamente pobres), el enemigo de la clase trabajadora, que parecido tienen los integrantes de la secta cristinista con los de la Sociedad del 10 de diciembre de Luis Bonaparte.
Karl Marx, en el capítulo V de su libro El 18 de brumario de Luis Bonaparte, caracteriza al lumpemproletariado de la siguiente manera:
"Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora."
El stalinismo es un sistema de esclavización total del hombre aunque es un orden en si mismo, en cambio el marxismo cultural o gramsciano es una sanguijuela dentro del capitalismo y en general de los países más desarrollados, porque este desvarío encuentra campo fértil en París, San Francisco o Amsterdam y no en Asunción, Teherán o La Paz.
"La Sociedad del 10 de Diciembre había de seguir siendo el ejército privado de Bonaparte mientras éste no consigue convertir el ejército público en una Sociedad del 10 de Diciembre. Bonaparte hizo la primera tentativa encaminada a esto poco después de suspenderse las sesiones de la Asamblea Nacional, y la hizo con el dinero que acababa de arrancarle a ésta. Como fatalista que es, abriga la convicción de que hay ciertos poderes superiores, a los que el hombre y sobre todo el soldado no se puede resistir. Entre estos poderes incluye, en primer término, los cigarros y el champagne, las aves frías y el salchichón adobado con ajo"