“De eso no se habla”:
Por Gustavo Campana
Clarín, edición del miércoles 27 de octubre de 2001. A menos de dos meses del estallido político, económico y social del país, el diario publicó un diálogo que mantuvieron en la mañana de Radio Mitre, un empresario con Néstor Ibarra:
"Deberían tomarse medidas drásticas, como por ejemplo estatizar toda la deuda privada y tener un banco que atienda especialmente los proyectos industriales. Me refiero a la "deuda que todo el empresariado argentino ha acumulado, pagando intereses absurdos y teniendo que enfrentar todo tipo de dificultades".
A este hombre de negocios, el libreto de aquel presente se lo escribía su propia historia. Su nombre: Franco Macri...
En el segundo semestre de 1982, con Domingo Cavallo como titular del Banco Central, los civiles comenzaban a "entregar las armas". Cuando terminó la "plata dulce" de Martínez de Hoz, llegaron las devaluaciones de Sigaut y las quiebras de las cuevas convertidas en bancos, a partir de la caída del BIR. Entonces, la "patria financiera", desensilló esperando que aclare...
Después de la guerra de Malvinas y con elecciones en el horizonte, el grupo Macri fue uno de los 70 que salvó la ropa con la estatización de la deuda externa privada. Los que se enriquecieron con las recetas de los “Chicago boys”, extrañamente socializaron las pérdidas y nos convirtieron a todos, en accionistas invisibles.
La orden de Mingo fue que todos sin excepción, inclusive los que aún no habían nacido, eran socios del Tano que creció con Cacciatore, para que pueda seguir de joda, sin ningún tipo de problemas. Después vinieron las cloacas de Morón, contrabando de autopartes, Belgrano Cargas, Correo argentino...
La deuda externa del país modelo '83, era de 43.600 mil millones de dólares. Pero de ese total, 15 mil era privados.
Las empresas pidieron 3.100 millones en 1976 y a partir de alli, aumentaron la apuesta hasta quintuplicar esa cifra. 3.600 en 1977, 4.100 en 1978, 9.100 en 1979, 12.700 en 1980, 15.600 en 1981 y 15.000 en 1982. La deuda externa privada creció durante la dictadura, un 384%.
Pero de la mano del endeudamiento externo, para completar la trágica postal del saqueo, hay que detenerse en otro gran fenómeno de aquella economía privada argentina, que operaba como siempre, talando el financiamiento del Estado. Con los créditos que tomaba Argentina, el endeudamiento público fue el gran proveedor de los fondos que financiaron la fuga de capitales privados.
Los verdes entraban colocando como garante al país, se incorporaban el circuito financiero, los tomaban los empresarios y luego los sacaban a bancos de Suiza o Estados Unidos. Suárez Mason provocó un endeudamiento de 5 mil millones de dólares, cuando era presidente de YPF y ese dinero sirvió para alimentar el circuito bancario. El saldo final de esa historia, se resume en los '90: "Es una empresa que da pérdidas, hay que privatizarla...".
En esos 7 años y medio, la fuga de capitales creció un 459%. Era de 5.400 millones en 1976 y terminó con 30.200 en el '82, casualmente casi la misma cantidad de dólares que pidió prestado el Estado argentino...
Si alguien aún no entendía, por qué la Unión Industrial y los muchachos del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), no quieren investigar el rol del capital en el terrorismo de Estado, estos datos explican un alto porcentaje de esa necesidad.
Viernes 9 de octubre de 2015. Pasaron 14 años de aquel pedido de “auxilio socialista”, para que sigan viviendo los liberales: “La guita es nuestra, pero mis pérdidas son de todos”. Pasaron el blindaje, el megacanje, el corralito y el default. La borrachera de endeudamiento externo que nació con Martínez de Hoz en el '76, que no solo acumuló obligaciones económicas, sino fundamentalmente órdenes políticas de los países centrales, terminó hipotecando el futuro de varias generaciones por más de 200 mil millones de dólares.
Pero cuando los neoliberales abandonaron el barco después de hundirlo, llegó el pago el Fondo, el No al ALCA, la reestructuración y el pago de la deuda, el acuerdo con el Club de París y la batalla contra los buitres.
Con todos esos datos en el archivo, los que muestran la crisis del país destrozado y los que hablan de la refundación de la Argentina, otro hombre de negocios, tomado el manual de estilo del que le enseñó a vivir a costillas del Estado, dijo en Bahía Blanca: "Hay que endeudarse todo lo que se pueda con los organismos de crédito mundiales". Dijo que cuenta con el "apoyo del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, del Banco de Desarrollo de América Latina y de todo el financiamiento mundial". Se mostró preocupado por las reservas del Banco Central ("Secos, pelados vamos a quedar"), las mismas que se utilizan ahora, para pagar la deuda que contrajo su padre hace casi 40 años...
Después de prometer "el plan de infraestructura más importante de la historia de la República Argentina", volvió con el estribillo de su nuevo rezo económico: "Hay que endeudarse todo lo que podamos porque estamos construyendo a futuro". Su nombre: Mauricio Macri.
Los dos, padre e hijo, representan la voracidad acumulativa del capital más insensible. Son los destinatarios del viejo mensaje de Santo Tomás de Aquino: "El pan que retienes, les pertenece a los hambrientos. La ropa que guardas, a los desnudos. Y el dinero que ocultas, es la redención y la libertad de los pobres".
Mientras avanzan con escudo mediático retroactivo, una pared gigante que impide que millones de argentinos conozcan el prontuario de los nuevos, que en realidad son muy viejos; la batalla cultural sigue teniendo como objeto, impedir reconocer al enemigo.
Cuando acusamos a las corporaciones que desde adentro y desde afuera, aplaudieron en más de medio siglo de historia nacional, bombardeos, fusilamientos, persecución, cárcel, tortura, desapariciones y limpieza de sus fábricas a sangre y fuego; ellos responden que no respetamos el disenso...
Cuando hablamos del enemigo, señalamos a los grupos financieros que más de una vez susurraron "devaluación" en el oido de un funcionario, para engordar sus bosillos en 24 horas, con una transferencia de recursos millonarios.
Nos hacen hablar de lo que no hay que hablar y callar lo que no hay que callar. Y mientras tendríamos que hablar de deuda, de soberanía económica; los nostálgicos de la "colonia próspera", gastan horas con el juez de la servilleta que montó otra operación sobre Aníbal y muestran en cadena la primera estatua que en la Ciudad de Buenos Aires, recuerda al "tirano prófugo" (o acaso ellos ahora lo ven de otra manera...).
Hoy Clarín dice que el gobierno regala billetes y que por “emisión sin límites”, mandamos imprimir a Brasil y Chile.
Hoy Perfil regresa con la imagen de Cristina emperatriz: “Organizan un acto para el 10 de diciembre y quiere 100 mil personas en la plaza. Busca demostrarle autoridad a su sucesor y que se va por la puerta grande”.
Hoy La Nación sueña con segunda vuelta, a través de una encuesta de Poliarquía. ¿Te acordás de Poliarquía? Se trata de la consultora a la que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, le pagó en 2014 500 mil pesos para que evalúe cuántos inundados de abril de 2013, necesitaban un plan de salud especial. Qué casualidad...
En contrapartida, los mismos medios no hablaron de la multa que tuvo que pagar el Corriere della Sera, porque la justicia italiana comprobó que uno de sus periodistas mintió hace siete años; cuando pintó a Cristina gastando una fortuna en joyas. No registraron que una fiscal federal impulsó una causa en la que Hernán Lombardi y dos dirigentes macristas fueron denunciados por desviar fondos destinados a mecenazgo de actividades artísticas a las arcas de la Fundación Pensar, la gran usina del PRO. Ni una palabra, sobra el nuevo super pozo que apareció en Vaca Muerta, con una producción diaria de 1.630 barriles de petróleo. Silencio ante 900 mil turistas, dando vueltas por el país en un fin de semana largo.
En el simulacro de debate, el silencio habló más fuerte que los candidatos que pelearán por el segundo puesto. En un país que hace 12 años debía más de 200 mil millones de dólares, cómo es posible que la deuda externa haya sido barrida del debate. ¿Quién solucionó semejante condicionante de la vida nacional, durante las últimas tres décadas? De eso no se habla...
La oposición ahora grita que no quedará un mango en el Central, que a las reservas se las llevó el viento. Supongamos que esta afirmación, que muy lejos de ser verdad, tenga realmente bases firmes. En todo caso, el trabajo argentino sirvió durante estos años, para que millones paguen con reservas y no con nuevo endeudamiento, la borrachera de otros.
En un país que hace 12 años, era el reino de la impunidad desde hacía un cuarto de siglo, se juzgaron a más de 400 militares por violaciones a los derechos humanos y ahora vamos por los autores ideológicos del genocidio. Pero, de eso no se habla...
De estos dos temas hay que hablar, una y otra vez, como lo venimos haciendo desde
los delitos económicos remataron al país y el terrorismo de Estado terminó con la vida de los que se oponían. Aunque parece que la derecha, los progresistas y la supuesta izquierda, el domingo pasado perdieron la memoria.
Entramos en la recta final de la campaña y la restauración conservadora instala la amnesia colectiva, sobre dos temas centrales que los tuvieron como protagonistas hace 40 años: la deuda y nuestros muertos...
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