No Gancia, no me cansò porque son muy venenosos, muy truchos, muy sinverguenzas, no tienen moral, mienten a destajo, y no se puede tolerar. Que te mienta el diariero, el verdulero o cualquier persona vaya y pase, pero mi Presidenta, eso no se puede admitir, y encima te robe hacièndose la distraìda, es vomitivo, da asco.
Hay que combatir a la peste.
Aprendê un poco de la fundaciòn CONIN, ellos sì que hacen patria.
(Y la fulana dice que la pobreza anda abajo del 5%, què caradura).
Sábado 02 de mayo de 2015 | Publicado en edición impresa
En la Argentina hay desnutrición a patadas
Entrevista exclusiva con Abel Albino, pediatra y referente de la lucha contra la desnutrición desde la Fundación Conin.
Por Micaela Urdinez | LA NACION
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"En la Argentina hay desnutrición a patadas. Queda bien decir que hay malnutrición porque nadie quiere decir que hay desnutrición. La realidad es ésa. Ésta debe ser una cuestión de prioridad política", dice Abel Albino, cansado de que se esconda esta realidad debajo de la alfombra. Con 43 años de pediatra y 22 al frente de la lucha contra la desnutrición desde la Fundación Conin, Albino sabe perfectamente de lo que habla. "Tener un ciego en la familia no es tan común, pero cortos de vista conocemos a montones. Lo mismo pasa con la desnutrición. Los cuadros intermedios son millones, desnutridos de primer y segundo grado."
Pediatra, padre de 5 mujeres, abuelo de dos nietos, líder social, voz de los invisibles, Albino se define a sí mismo como un simple médico de niños que un día se hartó de ver pobres. Eso lo cambió, lo conmovió y lo llevó a dedicar su vida a proteger a la infancia, y por ende, al futuro del país. Con una obra que ya cuenta con 68 centros de prevención de la desnutrición en la Argentina y 9 en el extranjero (América Latina y Africa), Albino asiste a cada espacio al que lo invitan para difundir - con pasión, crudeza e invitación al compromiso - un concepto que repite para que quede grabado en la cabeza y el corazón de todos los argentinos: hay que preservar el cerebro del niño. Para eso, necesita recibir buena alimentación y estimulación durante el primer año de vida.
-¿Cree que la Argentina está cerca de alcanzar el hambre cero?
--Combatir el hambre es lo más fácil porque es un síntoma. Pero la desnutrición es una patología social profunda, que puede llevar una generación combatirla. Nadie come bien en el desempleo y en el subempleo. Nadie come bien cuando no hay madre en la casa.En ese ambiente chato y gris, desprovisto de colores, de música y de alegría, nadie vive bien. Porque un chico puede comer bien pero no tener la estimulación adecuada. Porque un chico cablea su cerebro con una cucharadita de sopa y un beso en la mejilla. Si yo no lo beso, no le aprieto el cachete, no le cuento del payaso Plin Plin, no exacerba su curiosidad, no incrementa su imaginación, no se "engancha" con la vida. Así es imposible que logre un desarrollo del cerebro de más del 50%, de lo esperado. No mintamos más, estamos lejos de alcanzar el hambre cero. Pero como este es un país sin responsables, nos hemos habituados a vivir así en la mentira. Que es también una falta de responsabilidad.
-Si el hambre se resuelve con un plato de comida, ¿qué hace falta para terminar con la desnutrición?
-Como la desnutrición es una patología social se necesita hacer un abordaje integral de la problemática social que le da origen a la extrema pobreza. Es multidisciplinario: educación, nutrición, jardín maternal, oficios, ropero, lectoescritura para analfabetos, escuela para padres, alcoholismo, agua corriente, luz eléctrica, cloacas, documentación y agua caliente, entre otras cosas. Eso es combatir la desnutrición. Nadie habla de eso.
-¿Por qué cree entonces que se elige hablar de malnutrición?
--Porque cuando el ingreso es magro, uno compra cantidad y no calidad. Compra hidratos de carbono y deja de lado las proteínas. El chico está inflado pero infladas están también las piernas por falta de proteínas y ese chico se muere con mucha facilidad. La muerte de los niños en edad preescolar es 20 veces mayor en América Latina que en los Estados Unidos. Pero nadie habla de eso. La muerte de un niño no tiene nombre y el daño es individual y social. Cuando uno gasta más del 30% de sus ingresos en alimentos, está en problemas. En América del Norte, se gasta el 16% de los ingresos en alimentos, en América latina, el 64%.
-¿Qué opina de los planes sociales como la asignación universal por hijo?
-Enhorabuena que exista. Pero la gente no necesita bombachas para todos o calzoncillos para todos. La gente necesita trabajo y educación. Una embarazada no es una imbécil a la que le falló el plan social, es un tesoro en un país enormemente rico, enormemente grande y peligrosamente vacío. Acá hay pobreza interna. El chico que está en ese ambiente chato y gris es un desnutrido afectivo y no se puede vivir sin amor. El principal problema de América latina es el recurso humano dañado por problemas de pobreza, miseria e injusticia. Es una criatura que no desplegó su potencial genético.
-¿Se imagina el día en el que ya no hagan más falta los centros Conin en el país?
-Me encantaría que eso suceda y que los centros se transformen en bibliotecas. Para eso, hace falta que el poder político se interese. Benedicto XVI dijo de manera excepcional que "la promoción de los derechos humanos sigue siendo la estrategia más efectiva para eliminar las desigualdades entre los países y los grupos sociales, y para aumentar la seguridad". ¿Creen que la violencia que hay en la sociedad se combate con más policía o con miras telescópicas? No, se combate con familia, amor, contención y abrazo.
martini escribió:No se cansa che!!!