El fondo para pago a bonistas ya se lleva el 35% de las reservas
Por: Rubén Rabanal
El Presupuesto 2014 ya pasó a la historia, desde el mismo momento de su aprobación, como el más alejado de la realidad que se recuerde, al menos en la era Kirchner. Ni la proyección del 10,4% de inflación, ni la tasa de crecimiento del 6,2% prevista para la economía este año que calculó el Gobierno pudieron convencer a propios y opositores durante los debates. En el caso del kirchnerismo, como es obvio, aunque con dudas hubo aprobación.
El problema es ahora más complicado que ese "dibujo". El Presupuesto 2014 fue considerado irreal ya en su tratamiento, pero ahora pierde aún más sentido frente a la inflación de enero, el arrastre a febrero, la devaluación y especialmente la pérdida de reservas.
En el caso del Fondo de Desendeudamiento el impacto de la caída de reservas aceleró el peligroso declive que viene mostrando en los últimos tres años la relación entre los pagos que se realizan por ese fondo y el financiamiento del BCRA.
Cuando el Gobierno envió al Congreso en proyecto de Presupuesto, el Fondo de Desendeudamiento representaba el 28% de las reservas del Banco Central. Se trataba de u$s 9.855 millones computados para el pago de vencimientos de deuda.
Ayer, ese ratio subía al 35% tomando en cuenta que las reservas el viernes cerraron en u$s 28.100 millones.
De los u$s 9.855 millones que se incorporaron al Fondo de Desendeudamiento versión 2014, hasta ahora las transferencias del Banco Central para cancelación de deuda no han sido significativas. Más impacto tuvieron en enero sobre los números del Central los pagos para importación de energía.
La autorización que el Congreso le concede al Gobierno para utilizar reservas se refiere en este caso sólo a pagos a bonistas, ya que los vencimientos con organismos multilaterales de crédito corren por otro régimen legal que fue ratificado por Néstor Kirchner y no necesita autorización del Congreso para su utilización.
Este año el Gobierno deberá enfrentar cancelaciones por u$s 2.600 millones para el pago de vencimientos de capital y u$s 3.782 millones por intereses, lo que incluye el cupón PBI. A esto debe sumarse los pagos que vienen para organismos multilaterales. El excedente quedará pendiente de una disposición que se incorporó tanto en el Presupuesto 2013 como en de 2014 por el que, además de cancelar deuda con acreedores privados, el Fondo de Desendeudamiento podría financiar infraestructura.
El problema es que, habida cuenta de la existencia de las facultades especiales permanentes que el Congreso le concedió al Gobierno en 2006 al modificar el artículo 37 de la Ley de Administración Financiera y de los órganos de control, esos excedentes del fondo bien podrían terminar cubriendo desde pagos por importación de energía hasta gasto corriente.
La devaluación del dólar oficial debería causar en las cuentas públicas un efecto aliviador. La historia argentina tiene sobrados ejemplos de cómo se utilizó en ese sentido por otros gobiernos. De los $ 6,33 por dólar que se proyectaron en el Presupuesto 2014 a los más de 8 que fija hoy la realidad hay un diferencia que impacta a favor tanto en la recaudación como en la renta financiera.
Pero ese efecto benéfico para calmar el déficit podría haberse computado si no existieran hoy en las cuentas del Presupuesto otros lastres que se fueron incrementando en los últimos años.
El más duro, según acuerda toda la oposición, es el costo de la importación de energía. El saldo final para 2014 puede llegar a u$s 14.000 millones. Ese monto solo, por sí mismo, opaca la licuación del gasto que implica en algunas cuentas públicas la devaluación.
La inflación del 10,4% prevista para este año también estará en el centro de la escena en las discusiones sobre la irrealidad del Presupuesto que arrancarán desde el 1 de marzo en Diputados. Allí Julián Domínguez y Roberto Feletti deberán enfrentar la defensa de los múltiples pedidos de modificaciones al Presupuesto, toda una novedad ya que si bien en los últimos 10 años el Gobierno nunca pidió al Congreso la modificación del Presupuesto por ley para adecuarlo a la realidad, es cierto que tampoco la oposición trabajó mucho sobre el tema más allá de los diagnósticos de cada momento en especial.
Las paritarias también aportarán lo suyo a este Presupuesto cada día más desdibujado. Cualquier acuerdo al que se llegue en la negociación de los salarios de empleados públicos estará, en el mejor de los casos, un poco por debajo de la inflación real, sea cual fuere el monto del reclamo que hasta ahora evalúan la CTA, el moyanismo o la CGT de Antonio Caló.
En el caso de las jubilaciones, aunque en menor medida, los aumentos automáticos que se dan por ley dos veces al año también tendrán su impacto. Por lo tanto la rigidez del gasto en esos rubros sobre el Presupuesto licuará también el beneficio que supone la devaluación para las cuentas públicas.
http://www.ambito.com/diario/noticia_ee.asp?id=727036
Gentileza de JSBach (de otro barrio)