Estimados para despedir la semana les cuento una anécdota de mi adolescencia que me hace pensar en el mervalete. Resulta que una vez con una banda de amigos, alrededor de 10 ñatos, nos las tiramos de campestres y fuimos a pasar dos días y una noche a un dique de mi provincia. Recuerdo que el padre de uno de los vagos nos llevó en el acoplado del camión. El lugar donde arribamos, todos sin un mango, era un camping que se llamaba “el camping de los pobres”, se pueden imaginar, era la nada misma a un margen del dique, sencillamente no tenía servicio alguno, sólo había un compadre, cual trapito te cobraba un peso por entrar. Las provisiones con que contábamos:
-dos carpas.
-un par de cañas de pescar.
-carne para el asado.
-500gr de paleta sanguchera.
-unos bollitos de pan.
-mucho escabio.
Además de la falta de guita, los pocos insumos se justificaban con la teoría de algunos compadres, que se la daban de pescadores, de que no había que comprar mucho morfi pensando en los pejerreyes que nos íbamos a manducar. Si les contara como nos fue con eso, en resumen terminamos enganchando todas la líneas, perdiendo los anzuelos y las plomadas, etc, todavía me acuerdo de hacer una especie de plomada con una bolsita del nylon, de esas que recubre las cajitas de cigarrillo, y una piedrita, que payasos!

y lo único que pescamos fue una insolación. Cayendo el sol me tocó hacer el asado con una especie de parrilla improvisada con unos alambres, sin luz, unos palitos que pudieron juntarse para el fuego, al cual pudimos encender de casualidad aprovechando el encendedor de alguno de los que fumaba. En tanto, la muchachada entró a darle duro y parejo al chupe...a full, pero el asado verde que te quiero verde, o al menos eso parecía con lo que llegaba a ver de la iluminación del fuego. Y mientras más chupados se ponían los compadres, más hambre les agarraba y más se impacientaban. Cuando me descuido, veo de perfil que un pinche me llevaba un pedazo de carne, más crudo imposible; eso lo supe cuando a la luz del día siguiente, el pedazo de carne íntegro tomaba fresco en el piso junto a la carpa, se ve que no le cayó bien al compadre, digo, el exceso de chupe calculo

. Podría seguir con la anécdota, de las más bizarras que viví y de las que más alegremente recuerdo, pero en fin, no vaya a ser que la tan esperada caída del mervalete no concrete, que esto sólo sea una corrección lateral, y que el mercado termine levantando en crudo ante la impaciencia. Buen fin de semana estimados! Les adjunto el grafo del merval blue. Con algunos elucubraciones fabuleras:
