Cuando el dinero en lugar de fluir a máquinas y plantas fabriles se condensa en ladrillos provoca varios efectos que van desde convalidar precios irracionales hasta el extremo de eliminar el riesgo del desarrollista por lo que no operan las "leyes" de mercado multiplicando la ineficiencia económica.
En síntesis: cerrando el hocico contribuimos entre otras cosas a la eficiencia económica e indirectamente a la equidad.
