Visto el ruido que se generó con el del FMI me gustaría acentuar un par de cuestiones que me parecen relevantes. Tanto el FMI como el gobierno de Estados Unidos al momento de dar marcha atrás con su intención inicial de presentarse al juicio coincidieron ambos en señalar, sugestivamente, que no intervendrían “en esta etapa del juicio“.
Es evidente que se trata de una coincidencia no casual lo cual revela una alianza y una estrategia común que es de singular relevancia hacia el futuro.
La actual etapa del juicio, a la cual se alude en ambas declaraciones, transita por el avocamiento, o no, de la Corte Suprema de Estados Unidos. Está por decidir si le corresponde intervenir en la apelación interpuesta por Argentina contra la sentencia de Cámara que ordena pagar 100% y que delegaba la modalidad de pago en Griesa. De acuerdo al desinterés explicitado por ambos, FMI y EUA, cabe colegir que no hay convergencia de intereses estratégicos internacionales en esta sentencia para que sea modificada. Por eso mismo lo augurios para Argentina aquí, no son buenos.
¿Cual es la etapa entonces en la que tienen planificado intervenir?
Esa etapa se debe vincular el fallo de Griesa que dispone pagar de contado bajo amenaza de embargar fondos del Bony. No hay otro momento del juicio que revele implicancias para estos actores internacionales.
Este fallo está apelado en Cámara y es susceptible de ser recurrido ante la Corte Suprema en caso de que sea confirmado en segunda instancia.
De las dos partes relevantes del fallo parece evidente que lo que suscita el interés internacional radica en el antecedente derivado de la afectación de un fideicomiso, o sea el embargo al Bony. Que importancia puede tener para EUA o FMI que Griesa ordene pagar de contado a la Argentina? Ninguno.
Así es posible distinguir dos comportamientos de EUA y FMI, uno que es meramente declamativo relativo al reclamo de los fondos Buitres y otro que expresa un interés concreto y activo sobre la intervención que se ha dispuesto sobre los fondos afectados al pago de deuda regular.
Es sensato suponer que el momento de intervención planeada será, entonces, luego de que la Cámara confirme el fallo de Griesa, si lo hace, y Argentina apele a la Corte. En ese tiempo es factible que Argentina cuente con apoyo internacional concreto, valioso y determinante.
