Mensajepor pancho1 » Lun May 06, 2013 6:00 pm
Noticia del informador publico (interesante)
La puja en el seno del gobierno entre las distintas posturas que procuran enfrentar la fuga del blue bien puede terminar en un mix. En un escenario que fluctúa permanentemente, existirían ahora fuertes probabilidades de que termine habiendo un dólar comercial de $ 6 y otro financiero de $ 7 pero sin acceso libre y con controles de la AFIP y las fuerzas de seguridad. Seguiría entonces existiendo el dólar blue, que subiría pese -o y tal vez a causa- de que habría cierres de cuevas y persecución a los arbolitos. La gran diferencia sería que al denominado dólar comercial para exportadores e importadores, que está a $ 5,20, se lo llevaría a $ 6. De este modo se produciría una mejora real del 15% pero esto no evitaría el aumento de la inflación y más reclamos salariales. El financiero de $ 7 sería de difícil acceso a los turistas y dificultaría los viajes al exterior, que son una gran preocupación del gobierno. Pese a todo esto, la escalada del blue podría profundizarse debido a una serie de causas. En primer lugar, el déficit fiscal se disparó al 5% del PBI, o sea, 150.000 millones de pesos para emitir. En segundo lugar, la emisión superará el 40% y los adelantos transitorios del Banco Central aumentarán el 80%. El jueves y viernes pasado el público retiraba sus pesos de las cajas de ahorro y cuentas sueldo para comprar, aunque fuera 100 ó 200 dólares. Coincidentemente, el call money, es decir, el dinero que se prestan entre bancos, se fue del 13% al 18% y con tendencia a seguir subiendo si la gente mantiene su actual nerviosismo. En octubre del año pasado, el economista Agustín Monteverde, basándose en los datos monetarios y fiscales, anticipó que el dólar blue en mayo iba a estar a $ 10. Hubo quienes calificaron a Monteverde como un alarmista. El mismo economista sostuvo también que la economía se estancaría a principios del 2012. Por entonces, economistas oficialistas como Miguel Bein, Ricardo Delgado y en alguna medida Orlando Ferreres predecían que se crecería del 3 al 5%. A fin el año pasado la realidad nos dio otra vez la razón a los que sosteníamos que el 2012 se creció sólo el 0,25%, en tanto en el primer trimestre del 2013 la economía cayó el 0,5%. En cuanto a la cosecha, es mejor que la del año anterior, que fue mala. Llegará solamente a 90 millones de toneladas, de las cuales 46 millones serán de soja y 23 de maíz, que en vez de aportar 8200 millones dólares sólo rendirán 4200 millones, o sea, a la mitad. Esto frente al aumento de la demanda turística al exterior, que según Martín Lousteau puede llegar este año a más de 9.000 millones dólares. A su vez, la importación de combustibles, que no será tan grande este año grande debido al estancamiento de la economía, seguirá marcando una falta alarmante de dólares. El resultado previsible será la pérdida de reservas del Banco Central, una tendencia que también aumenta el nerviosismo de la gente, porque la memoria colectiva conecta con lo que ocurrido en el pasado. En fin, un horizonte sin reservas, como tituló su libro Martín Redrado en el 2010 cuando lo echaron del BCRA.
Todos juegan sus cartas
En el hervidero que es el gobierno, el ministro de economía Hernán Lorenzino, junto con el vicepresidente Amado Boudou y el banquero Federico Tomasevich, quieren volver a los mercados internacionales de crédito. Una propuesta razonable si las hay, pero para llegar a esto hay que transparentar el INDEC y acordar con los holdouts, el CIADI y el Club de París, algo imposible de aceptar por parte de la presidente, que se niega a endeudarse por terquedad, ya que su pensamiento económico es bastante primario. Tomasevich, el joven presidente de Puente Hermanos, expresa su satisfacción por la nueva ley del mercado de capitales que fue la que facilitó el asalto a Clarín por parte de Moreno, Kicillof y Vanoli. El gobierno no puede hoy contar con la aplicación de la ley de medios y estudiaría entonces avanzar removiendo el directorio de Clarín, mediante esa ley groseramente inconstitucional. Además, el tándem Boudou-Lorenzino-Tomasevich debería agregar a sus planteos no escuchados por la viuda el de bajar el déficit fiscal del 5% del PBI y restringir la emisión monetaria. Moreno y Kicillof creerían haber encontrado la solución de estos problemas, con un plan para confiscar las grandes empresas mineras que exportan 6.000 millones de dólares anuales y que ya superaron la etapa de inversión y dan entonces grandes ganancias. Claro está que esto no se comparecería con las excelentes relaciones que la presidente y varios gobernadores mantienen, por ejemplo, con la Barrick Gold y demás empresas mineras que extraen oro, plata, litio y otros minerales. A favor de las chances que tiene este plan se puede decir que, después de la confiscación de YPF, qué le hace una mancha más al tigre cristinista.
También cabe mencionar que Boudou y Lorenzino impulsan un recorte moderado de subsidios destinado a reducir el gasto y el déficit. Ello implicaría aumentar tarifas de transportes y energía. Ellos promueven asimismo la flotación administrada del dólar oficial, hoy a 5,20 pesos. Se buscaría así mayor competitividad y reducir el rojo fiscal con el ingreso de dólares por exportaciones, especialmente de la soja. Boudou aseguró anteayer que la escalada del dólar paralelo es “marginal” porque afecta sólo a “100 mil o 200 mil personas”. El presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, le replicó ayer en Radio Mitre: “Ése es otro muchacho que desayuna con ginebra todas las mañanas porque no tiene conciencia clara de lo que dice”.
En el Gobierno aseguran lo que “seguro no ocurrirá”: ni devaluación, ni desdoblamiento cambiario, ni suba de tasas de interés. Moreno, por su parte, propone una mayor intervención en el mercado cambiario paralelo con las menguantes reservas del Banco Central (39.400 millones de dólares al viernes), pese a que es difícil su aplicación, porque se trata de un mercado “ilegal. La idea es planchar las expectativas de nuevas alzas.
En esta tormenta de iniciativas, Moreno y Kicillof son partidarios de un mayor control de precios. Y el secretario de Comercio Interior también alienta un nuevo freno a las importaciones para evitar la salida de dólares. Pero ello podría frenar aún más la actividad económica.
Los dos funcionarios buscarían nuevos ingresos, como ya dijimos, mediante una mayor presión impositiva sobre sectores concentrado: esto es bancos y mineras. Devaluada al máximo, la presidente del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, niega, por su parte, que la emisión genere inflación. Por último, Kicillof aprovecharía la ocasión para insistir con su antigua obsesión de profundizar el modelo y monitorear ganancias de empresas para que no aumenten precios. Una frase de la Presidente el jueves último pareció avalar esa tesis: “Muchísimos empresarios se han cansado de ganar plata, bancos y empresas. Sería bueno que tuviéramos un informe acerca de lo que han ganado”.