Industria automotriz: arranca un año positivo, pero sigue pendiente la agenda de fondo
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Maximiliano Scarlan - Coordinador del Sector Automotriz (abeceb)
Para 2013 se espera que la producción automotriz continúe a una tasa de crecimiento de dos cifras. Gracias a la suba de las ventas de vehículos 0 Km en Brasil (en torno al 3%) y a la posibilidad de que Argentina recupere market share en el país vecino por el Nuevo Régimen Automotriz que otorga ventajas impositivas a los vehículos del Mercosur.
Luego de un 2012 con caída de la producción de vehículos de casi 8%, se espera para 2013 un repunte de la actividad del sector, que podría superar el 10%. Las razones serán el “rebote” previsto en las exportaciones a Brasil y un mercado interno que volvería al crecimiento, aunque moderado y con mayor participación de los vehículos nacionales.
En 2012 hubo dos realidades distintas entre el primer y el segundo semestre. En la primera mitad la caída de las exportaciones a Brasil (destino que concentra la mitad de los vehículos producidos en el país) deprimió los volúmenes de producción. Esto impactó sobre toda la cadena automotriz. Las autopartistas, con menor capacidad de absorción de los costos de la crisis, se vieron afectadas por la reducción de los pedidos de las terminales y debieron realizar ajustes en los procesos, e incluso en el personal.
La causa de la caída fue la contracción de la demanda externa, debido al menor ritmo de ventas en Brasil y a los conflictos del comercio bilateral. El mercado interno, en cambio, se mantuvo firme y con crecimiento de la participación de los vehículos nacionales, en el marco de las crecientes restricciones al ingreso de importados.
Pero este panorama sombrío logró revertirse al iniciarse el segundo semestre, a partir de la recuperación del mercado brasileño. Las medidas de incentivo a la demanda implementadas por el Gobierno brasileño -como la reducción temporaria del Impuesto a los Productos Industriales (IPI) a la venta de nuevos vehículos- y la mejora de las condiciones de crédito revitalizaron un mercado que estaba cayendo al 4,8% interanual, y que finalmente cerró creciendo al 4,7%. Además, algunas medidas del gobierno brasileño como la discriminación de IPI para los orígenes extra-Mercosur y los nuevos cupos de importación impuestos a México otorgaron un mayor margen a la Argentina para ganar mercado. Fue así como los envíos desde las terminales argentinas se reactivaron y ya desde julio se volvió a alcanzar el ritmo diario de producción de 2011.
La contracara fue lo sucedido en el mercado interno, que continuó desacelerándose y entró en terreno negativo a partir de junio. Pese a ello, las ventas cerrarán en niveles muy significativos, levemente por debajo del record histórico de 2011 (-2%). El 2012 ha sido, sin dudas, un buen año de ventas.
Para 2013 se espera que la producción automotriz continúe a una tasa de crecimiento de dos cifras. Gracias a la suba de las ventas de vehículos 0 Km en Brasil (en torno al 3%) y a la posibilidad de que Argentina recupere market share en el país vecino por el Nuevo Régimen Automotriz que otorga ventajas impositivas a los vehículos del Mercosur. En este sentido, las exportaciones totales podrían crecer un 15%, traccionando la producción local.
El mercado interno, por su parte, volverá a crecer moderadamente (en torno al 4%) luego de la caída de este año sostenido en un mayor dinamismo económico, el abaratamiento relativo de los vehículos, la disponibilidad de financiamiento y las escasas alternativas de ahorro e inversión en el contexto de inflación.
Ahora bien, aún en este escenario favorable no deben perderse de vista los temas de agenda de mediano y largo plazo. Los principales desafíos se relacionan con la competitividad y la inserción en mercados no tradicionales. Y con problemas estructurales como el abultado déficit comercial de autopartes (que volverá a crecer en 2013 ante la recuperación de la producción de vehículos) y las limitaciones de la oferta local en algunos rubros.
Entre los temas clave de 2013, uno de los más relevantes será la renegociación del Acuerdo Automotriz con Brasil (cuyo actual protocolo vence en el mes de julio) y la articulación de la Argentina en el Nuevo Régimen Automotriz de Brasil, que ofrece ventajas en algunos aspectos pero podría generar ciertas dificultades a mediano plazo en materia de radicación de inversiones. En el actual escenario global de la industria automotriz, afianzar la integración con Brasil y crear una auténtica plataforma para ir en busca de terceros mercados sería un hecho significativo. En este marco, también está el acercamiento de las cámaras automotrices de México y Argentina. Los gobiernos alcanzaron un acuerdo de comercio administrado vía cuotas crecientes durante tres años, para luego retornar al libre comercio, algo que será beneficioso para Argentina desde la balanza comercial.
Otra cuestión a tener en cuenta será la capacidad competitiva de la industria automotriz argentina para lograr una mayor inserción en los mercados latinoamericanos, aprovechando su alto dinamismo y potencialidad, en un contexto de fuerte competencia por la aparición de nuevos actores, como México y Asia. Y por el constante arribo de nuevas inversiones productivas a Brasil, orientadas a abastecer al mercado regional. La concentración de las exportaciones locales en Brasil, se seguirá mitigando parcialmente con mercados potenciales en los que Argentina está aumentando sus envíos externos -como Colombia, Venezuela, Perú y Centroamérica- sostenida principalmente en pick-ups y utilitarios de plataforma global.
Por último, no deben relajarse los esfuerzos en materia de integración de la cadena de valor, generando incentivos a la inversión y a la actualización tecnológica del autopartismo local. El rápido avance de la frontera tecnológica internacional, de la mano de las nuevas tendencias globales en las características de los vehículos, urge a superar hoy los desfasajes tecno-productivos de la industria local si se quiere permanecer en el mercado. Los requisitos de contenido regional de componentes impuestos por Brasil (que incluye a los de origen argentino) brindan además una buena oportunidad para internacionalizar al sector, si logra superar sus limitantes estructurales.
En resumen, 2013 será –evidentemente- un año con mayores holguras para la industria automotriz. Sin embargo, no hay que perder de vista los desafíos estructurales para dar sustentabilidad al desarrollo del sector en el mediano plazo.