eltaliban escribió:Leyendo varios foros, este, la nacion y otros más chicos hay una andanada tremenda de citas apocalípticas.
Es verdad que vivimos en Buenos Aires donde solo vota al grupo k menos del 30%.
Personalmente no conozco a nadie de mi amistad que los haya votado.
Un tío me estaba comentando que esto se está pareciendo al los gobiernos peronistas del cincuenta.
Hay como dos bandos calculo con un 10% de poblacion de cada lado.
Ampliamente fanáticos de los k o de los anti k.
En el medio el 80% vota y se maneja a su manera.
Muchos como yo votando a la oposicion, otros votando al gobierno actual.
Ese 80% esta medio harto tanto de los mensajes apocalipticos, de malos deseos y de cascaras de banana como del relato oficial, empalagoso y con financiamiento misterioso.
Los mensajes mala onda tipo Carrió alejan simpatizantes y los de los lameculistas tambien.
Por eso sería bastante más interesante que con tiempo se vayan armando partidos de manera institucional y que tantas inquietudes se puedan volcar de manera efectiva y no solo como expresiones de queja, llorona y melancólica que impide las grandes gestas.
Dejarse llevar por esos extremos no es bueno ni para la salud ni para los negocios.
Como en el casio de los cupones lo mejor es armarse de paciencia.
Los mensajes de Carrió son mala onda? Y buena onda qué es? Decir que anda todo fenómeno con un 15% de la PEA con problemas de empleo o un 30% de pobres que necesitan del apoyo del Estado para no morir de hambre? En cualquier país democrático la oposición se ceba en los errores o falencias de los gobernantes. En cambio en nuestro país el que critica es un traidor. Siempre es necesario que existan opciones políticas diferentes que puedan hacerse cargo de la cosa pública si los que están no pueden (por supuesto, recambio según las reglas constitucionales, aclaro para que nadie piense mal). Estamos viviendo en medio de una gran fantasía. Más exploro y conozco los diversos ámbitos de la política económica y social y más me convenzo. Lo siento mucho. Pero me parece que tanto triunfalismo no va a servir de nada. Es mejor mirar la realidad y preparar antídotos por si se vienen chubascos.