MiguelS escribió:Hace unos años un pibe me pidió unas monedas, era sábado por la noche. También hacía frío. No había comido. Le pregunté si aceptaba que lo invitara a cenar y me preguntó si podían "venir mis hermanitos". Le dije que sí. Pegó un grito y aparecieron 7. Me aclaró que dos eran primos. Así que nos fuimos todos para McD. (la guita no me alcanzaba para tantos en otro lugar). Tuve que discutir fuerte con el encargado porque por la pinta no los querian dejar entrar. Al final aflojaron y los pibes comieron y se divirtieron. Lo que más me alegró esa noche, fue la cara de tranquilidad y el agradecimiento de la mamá de ese pibe, que se quedó en la puerta y no quiso aceptar la invitación
Te imagino a vos con el pecho inflado. Son momentos impagables.
En Enero de 2007 estaba de vacaciones por el Norte argentino.
Estando en Salta, y a falta de funcionamiento del Tren a las Nubes en ese momento, encaré la ruta Ruta 51, rumbo a San Antonio de los Cobres.
En la entrada del pueblo se arremolinaban los pibes ofreciéndose para llevarte al viaducto La Polvorilla, algo a trasmano.
Era mediodía y hacía calor; no obstante lo chicos insistían con la guiada.
Bueno, bueno...si quieren guiarme, primero a comer les dije.
Pasamos por la casa para pedirle permiso a la madre...que por la cara no entendía que "porteños" hicieran ese convite.
Después del morfi para varios, uno de ellos me acompañó hasta allá, no sin antes explicarme cuanto detalle se puedan imaginar de la historia de esa obra colosal.
Cuando me iba, además de sus honorarios, le regalé un mapa de Salta del ACA, excelente.
El pibe no cabía de la alegría de la alegría; algo perplejo le pregunté porqué.
"Es que quiero ser guía de turismo y no tenía algo así" fue la respuesta.
Me acuerdo de esas y otras historias que viví en el interior profundo y se me pianta un lagrimón.