Mensajepor atrevido » Sab Jun 11, 2011 7:24 pm
15:37- ECONOMIA
Obama y Merkel intentan orientar el curso de la crisis mundial
por Angel Jozami
La crisis de la deuda de Grecia, cada vez más cerca de un desenlace que incluye la posibilidad cierta de caer en default, desangra la unidad económica y monetaria europea, mientras despierta crecientes temores en Estados Unidos.
"Una quiebra en Europa sería una catástrofe", declaró sin ambages el presidente estadounidense, Barak Obama, después de la reunión que mantuvo con la canciller alemana, Angela Merkel, en los primeros días de la actual semana en la Casa Blanca.
Obama está muy preocupado por la lentitud de la recuperación económica y la raquítica creación de empleo en su país, así como por las dificultades que su gobierno atraviesa en el Congreso para obtener aprobación a un mayor endeudamiento.
En este contexto económico, el presidente estadounidense teme como a la peste a un recrudecimiento de la crisis en Europa y se lo ha dicho a Merkel con todas las letras: "No puede permitirse que (la crisis de la deuda) ponga en peligro la recuperación económica mundial".
Consciente también de los problemas que supone tomar decisiones en una unión que agrupa a 27 naciones europeas, Obama parece querer tomar el toro por las astas y su reunión con Merkel ha sido un claro mensaje de que EE.UU considera que su interlocutor y líder en el Viejo Continente es Alemania.
Una Alemania que, esta misma semana, ha planteado que la única opción que le queda a la Unión Europea (UE) para evitar una catástrofe en Grecia, que impactaría como dijo Obama en todo el mundo, es proceder a un canje de títulos de la deuda soberana.
En concreto, Berlín quiere que una parte de la banca privada, fundamentalmente francesa y, en menor medida, alemana, cargue con una parte de las pérdidas que supondría una suerte de suspensión de pagos disfrazada y con una quita de la deuda no precisada todavía.
El principal escollo, hasta el momento, es la oposición de Francia, aunque el presidente Nicholas Sarkozy está negociando entre bastidores con Merkel y con Bruselas para encontrar un punto de contacto entre los intereses nacionales de las diferentes bancas acreedoras.
Pero la propuesta alemana choca también con las agencias calificadoras de crédito como Standard & Poor´s y Fitch, que consideran que "un cambio voluntario (de títulos) que incluya implicaciones negativas para los inversores (léase pérdidas) será considerado un default (suspensión de pagos)".
El mismo punto de vista, aunque más morigerado, es el del Banco Central Europeo (BCE) dirigido por el francés Jean-Claude Trichet, que podría aceptar esta salida bajo la condición de una aquiescencia de la principal banca acreedora de Grecia.
Claro que, más allá de las voluntades de las diferentes partes, lo que prima es la reacción que tomará el mercado antes una declaración de no pago de la deuda en tiempo y forma, aunque sea bajo el disfraz de un compromiso voluntario entre Grecia y sus bancos acreedores.
El gobierno de Atenas, que acaba de aprobar un plan de ajuste durísimo e incierto por la oposición cada vez mayor de la población griega, está dispuesta a pasar por el aro de una reestructuración vía canje de la deuda, aunque también teme por el destino de su banca privada y pública, principal tenedora de títulos de su deuda.
En cualquier caso, el gran temor es que una salida aparentemente indolora y consensuada como ésta, en el caso de lograrse el acuerdo de las partes, podría devenir en su contrario, es decir, un desplome del mercado financiero europeo.
Así lo advirtió hace dos semanas el economista jefe del BCE, Jürgen Stark, quien afirmó que una reestructuración de la deuda que no logre convencer a los mercados sería peor que la caída del banco Lehman Brothers, el episodio que disparó la crisis mundial en septiembre de 2008.
A esto apuntaba Obama al referirse al peligro de una "catástrofe" internacional, algo que ha sido remarcado por Merkel cuando habla de que la situación griega "pone en peligro al euro en su conjunto", esto es, a la moneda única y, más allá, al edificio de la unidad económica europea.
Claro que una reestructuración no implica un camino de rosas para los griegos cuyo gobierno les plantea privatizar todas las empresas estatales, con pérdida de empleo, reducciones de salarios y una austeridad que golpeará aún más a la paralizada economía helena.
Por lo pronto, la situación de impasse que se está viviendo en Europa ha provocado un desplome generalizado de las Bolsas, un nuevo declive del euro en los dos últimos días y un nuevo ascenso del riesgo país de la deuda española.
China, que viene sosteniendo la moneda única y los mercados financieros del Viejo Continente, teme que la crisis golpee también a EE.UU, país al que ha advertido que ponga en orden sus cuentas fiscales y aleje el fantasma de una cesación de pagos.
Para el gigante asiático, con más de un billón de dólares en sus reservas internacionales y un comercio mundial que depende de los mercados estadounidense y europeo, la combinación y entrelazamiento de una crisis en ambas regiones le provocaría un golpe fatal a su economía.
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