Estudio Bein, 24-08-2010
“Según nuestras estimaciones, utilizando todos los colchones -ANSES, BCRA, etc.-, faltan sólo 5.000 millones de dólares para cerrar la brecha financiera hasta fines de 2011.
De los compromisos estipulados, 2.000 millones de dólares corresponden al pago del Cupón PBI que vence recién el 15 de diciembre, por lo cual tiene que pagarlos la siguiente gestión.
Esta holgura financiera y la posibilidad cierta de colocar algún bono en el mercado es lo que empezó a percibir el mercado, y, en conjunto con la baja del riesgo sistémico en torno al euro, explica la reversión de la salida de capitales y el rally de los títulos públicos observado.”
“La economía va a seguir creciendo fuerte, impulsada por políticas -fiscal y de ingresos- muy expansivas, y convalidadas a partir de julio por una reversión de la salida de capitales.
Obviamente, en términos interanuales, las variaciones del segundo semestre serán menores que las del primero, particularmente que las del segundo trimestre, que fueron beneficiadas por la comparación contra el piso de la crisis y el salto en la cosecha de soja y maíz que aportó más de 4 puntos porcentuales entre abril y junio.
Nuestra proyección de crecimiento para el año en curso se ubica en torno al 8% y al 5% en 2011, cuando, a medida que se acerquen las elecciones, la política va a seguir siendo muy expansiva, y, en todo caso, el interrogante estará puesto en el signo de la cuenta capital, dependiendo en gran medida de las opciones que se avizoren entonces para la próxima gestión”.
La inflación se va a mantener alta, pero no se va a espiralizar.
Ancla cambiaria y tarifaria mediante, nuestra proyección de inflación para el año se ubica en torno al 22%.
Pero de esta inflación hay al menos 3 puntos que tienen que ver con la duplicación del precio mayorista de la carne.
Es decir, excluida esta última, nuestra estimación del IPC elaborado por el Estudio pasa del 15,5% con la recesión en 2009 al 19% en 2010 y probablemente al 24/25% el que viene.
La aceleración de la puja distributiva, explicada en gran medida por la falta de estadísticas creíbles y la ausencia de la «política» en la negociación de la pauta salarial -como venía ocurriendo hasta 2009-, tiene impacto directo sobre el 30% del índice que son los servicios no regulados.
Mientras los precios de los bienes y los servicios regulados (un 60% y un 10% respectivamente) son los que en el corto plazo están manejados por el tipo de cambio y las tarifas”.
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