Mensajepor Aleajacta » Dom Ene 24, 2010 9:21 pm
Uno vez encontré un fundamento demográfico, algo rebuscado, para NO comprar UVPs. Era que si la población de Argentina crece a un 1,1% anual, no es imprescindible socialmente que el PBI lo haga al 3%. A un ritmo de crecimiento del PBI la mitad de rápido, el PBI per cápita crece.
Esta vez encontré otro fundamento demográfico, más rebuscado aún, pero para ser algo optimista sobre las UPVs -y los bonos, acciones y cualquier otra inversión que dependa del crecimiento de la producción del país.
Los demógrafos dividen la población en tres grupos etarios: 0-14, 15-64, 65 y + años. Por convención antigua, el segundo grupo es el que trabaja y los otros dependen de su trabajo.
El número de los que no trabajan dividido por los que sí lo hacen es llamado ratio de dependencia. Como se lo representa multiplicado por 100, el ratio de dependencia es la cantidad de personas que dependen del trabajo de 100 adultos.
La evolución de este número es un buen indicador de cómo cambia el potencial del gasto y la inversión de un país. Se entiende que cuantos menos sean los que no trabajan respecto a los que sí lo hacen, la producción, neta del gasto, será mayor. Y este excedente puede gastarse o ahorrarse.
Los demógrafos destacan un período particular en que los trabajadores son mucho más numerosos que los no trabajadores. Lo llaman “ventana demográfica”, y es cuando los trabajadores ganarán más simplemente porque mantienen a menos.
Como la única forma de ahorrar para el futuro es hacer inversiones -que permiten una mayor producción de trabajo futuro con menos trabajadores- el PBI iría creciendo mientras haya acumulación.
(Lo de “ventana demográfica” es porque se abre , como si fuera la de una ventanilla de un banco, para cobrar el “dividendo demográfico” de haber invertido en niños que se convirtieron en trabajadores. La ventana se cierra cuando estos trabajadores se convierten en ancianos. Técnicamente, la ventana demográfica permanece abierta mientras se den dos condiciones: los niños deben ser menos del 30% de la población y los ancianos menos del 15%.
Parecería que para los demográfos mantener un anciano cuesta el doble que mantener un niño y que 55 trabajadores solo pueden producir lo justo para mantener a ese grupo ideal de 30, 55 y 15. El ratio de dependencia si los adultos son el 55% es obviamente 81,81).
Todo esto es para destacar que esta época dorada comenzó en Argentina. Exáctamente en 1992, cuando los niños fueron menos del 30%. Y terminará en 2036, cuando los ancianos serán más del 15% de la población total. (A los incrédulos irreflexivos que niegan esto, basándose en que cuando califican de nefastos estos dos decenios reciben el aplauso de sus pares, simplemente les respondo que podrían haber sido años peores).
Pero toda teoría, cuanto más general, permite más objeciones de detalles y de excepciones. Y nadie espera que un país crezca solo porque los trabajadores potenciales pasaron a ser más que los no trabajadores. Pero es fácilmente intuible que ayuda.
También es fácilmente intuible lo de la ventana. Si quien lee tiene más de 15 años y espera vivir más allá del 2036, pero no le preocupó aquello, reléalo porque debería preocuparle.
Para justificar con datos la validez de la teoría, comento algunos:
* Estados Unidos abrió su ventana en 1967 y alcanzó mínimos dependency ratios en 2006-2007. A partir de 2007 las personas que dependen de los adultos son cada vez más y su demographic window se cerrará en 2021. Quedará un buen recuerdo de su larga competitividad demográfica de 54 años.
* La ventana demográfica de Japón duró menos: su mínimo ratio fue en 1991 y se cerró en 1995. Un final abrupto.
* China alcanzará su mínimo ratio en 2011.
Confiado en que teoría y datos son persuasivos, muestro algunos ratios de dependencia para 2010 y 2030, redondeados, que invitan a mirar el futuro con optimismo local:
País _________________2010________ 2030___________Variación de carga por trabajador
Estados Unidos___________49_____________63______________________ + 28%
Japón___________________56_____________69______________________ + 24%
Alemania ________________51_____________64______________________ + 25%
Italia ____________________51_____________63______________________ + 24%
España___________________49_____________59______________________ + 21%
Brasil ___________________49_____________49_______________________ 0%
Rusia ___________________39_____________54_______________________+ 37%
India ____________________55_____________48______________________ - 13%
China ___________________36_____________48_______________________ + 32%
Indonesia________________51_____________47_______________________ - 8%
Chile____________________47_____________54______________________ + 13%
Argentina________________57_____________55________________________ -5%
Mundo___________________52_____________53______________________ + 2%
Como se ve, aunque la perspectiva de Argentina es mejor que la de muchos países, su ratio de dependencia es elevado. Difícil que tengamos milagro alemán, japonés, estadounidense o BRIC. Esos “milagros” lo fueron o lo son mientras cobraron o cobran dividendos demográficos, entre otras motivos. Sería un milagro que los milagros existieran.
El largo período de la ventana demográfica de Argentina (44 años) y un ratio levemente decreciente permiten el optimismo, pero moderado porque el ratio es alto relativamente.
De los países seleccionados, la Argentina es el menos competitivo demográficamente y queda en el puesto Nº 12. Pero dentro de 20 años estaría en el puesto Nº 7 de esos países. En cambio, en el ranking de este cambio demográfico entre ambas fechas nos corresponde un buen tercer puesto. Y si comparamos esa evolución con la mundial no es mal prospecto.
La ventana demográfica es una oportunidad que se abre y los países pueden desaprovecharla gastando el dividendo. Pero no pueden dejar de cobrarlo, excepto a través de un desempleo mayor. Así mirado, el desempleo puede ser más pérdida de oportunidad que el que se perdería por inflación. Como el alza de los precios de la soja y como la prosperidad de nuestros países clientes, que esto alienta a pensar que será duradera, ésta ventana demográfica es otro viento de cola que también terminará.